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08 octubre 2010

Enseñar a aprender

CD6: Usar las tecnologías de la Información y Comunicación

(TIC)

Los niños de hoy han nacido en una cultura digital, marcada por la creciente

influencia, avance y desarrollo de las herramientas tecnológicas. El sistema educativo

debe hacer frente a esta realidad, conocerla, incorporarla y adaptarla.

Esto es así, en primer lugar, porque no podemos darle la espalda al mundo e ignorar

la enorme transformación que las TIC han supuesto en nuestra forma de

comunicarnos, trabajar, decidir y pensar. Además, si la escuela ofrece una enseñanza

obsoleta, corre el riesgo de descalificarse a sí misma.

Utilizar las TIC en el aula tiene, también, un importante carácter ético. Por un lado,

ayuda a evitar la brecha digital, y por tanto a impedir la exclusión de los más

vulnerables, y promueve un buen uso de las tecnologías al servicio del aprendizaje,

alejándolas de evidentes riesgos, como son una cultura de la inmediatez, la

superficialidad y la falta de análisis (Marchesi, 2006), mientras maximizan su

capacidad para acceder y gestionar información, crear contenidos, atender la

diversidad promover el aprendizaje activo y acercar el aula al mundo.

Si la realidad, de alguna manera, impone las TIC en las aulas, también ofrece

enormes oportunidades a los docentes en la programación de actividades.

Gracias a ellas el profesorado tiene la posibilidad de proponer tareas más motivadoras

y eficaces, y condiciones más favorables a la atención a la diversidad, al poder asignar

trabajo diferente a los alumnos de forma mucho más ágil, y con ello, poder practicar

la instrucción individualizada. También permiten adaptarse mejor a diferentes

necesidades y estilos de aprendizaje. Por los mismos motivos, las TIC han de suponer

un aliciente para ayudar más y mejor a los alumnos con necesidades educativas

especiales, gracias a las oportunidades que hardware y software disponible.

Pero convertir las palabras en hechos requiere un proceso largo en el que profesorado

debe superar nuevos retos. Normalizar el uso de las tecnologías en el aula implica, en

primer lugar, la alfabetización digital del profesor; hace falta, también, garantizar que

se dispone de recursos suficientes para usarlas en nuestra área, adecuados a la

tipología y nivel de los alumnos y adaptados a los currículos que se imparten.

A la hora de aplicar recursos TIC en el aula, es necesario que muchos profesores se

planteen nuevas metodologías en sus programaciones, o cuanto menos una

adaptación de las existentes, y hacer cambios en su gestión de aula. Una aplicación

exitosa de la digitalización de las aulas implica, así mismo, que el profesorado

incorpore nuevas estrategias de evaluación que destierren definitivamente la visión de

los ordenadores como algo lúdico y sin consecuencias para la evaluación.

Adicionalmente, el profesor debe plantearse si desea que las TIC se incorporen en su

aula como algo más que un recurso de consulta o de procesamiento de información.

Las TIC permiten que el alumnado adquiera un papel progresivamente más activo y

productivo, promoviendo que utilice la tecnología como instrumento para la creación

de contenidos, la creatividad, la comunicación y la colaboración en red, en un

contexto de trabajo por proyectos.

Una y/u otra opción se conseguirán de forma más eficiente y completa si el

profesorado tiene una disposición para colaborar entre sí, y trabaja coordinado para

implicar a la comunidad escolar, liderado por equipos directivos que adopten

estrategias organizativas y pedagógicas apropiadas, según se reflejen en los valores,

objetivos y prioridades que se hayan consensuado.

Las TIC como instrumento para que los profesores ayuden al alumnado a alcanzar las

competencias básicas, implican que el profesorado las utilice como:

1. Herramienta de consulta y aprendizaje

Existen contenidos digitales de muchos tipos. La tarea del profesor es saber

buscar los recursos que le serán útiles, archivarlos y clasificarlos para poder

recuperarlos para su uso posterior en el aula de acuerdo con los objetivos

docentes, así como saber transmitir al alumnado estas mismas estrategias, y

permitir que colaboren en este proceso.

2. Instrumento para el tratamiento de información y para crear y

mostrar contenidos en red

Los ordenadores nos ofrecen una capacidad ilimitada para almacenar, combinar

y editar recursos, desplazar o insertar fragmentos, hacer resúmenes y

esquemas, conservar o comparar versiones, asociar textos, tablas numéricas,

dibujos, vídeos, animaciones, elementos interactivos, crear bases de datos,

etc., y para hacer que las producciones resultantes se puedan ver en la red.

Gracias al tratamiento de la información, los alumnos son capaces de producir

contenidos que requieren el dominio de lenguajes diferentes, que les obligan en

casos a ser más breves y esquemáticos, a incluir soporte fotográfico, colores,

dibujos, a utilizar más y mejor el lenguaje oral, a trabajar la expresión corporal,

a experimentar diferentes registros y simular profesiones con mayor sensación

de realidad. Estos contenidos tienen una calidad visual insospechada hace unos

años, y pueden ser expuestos fácilmente a compañeros, la comunidad escolar y

el mundo en general.

Esto implica una formación de los profesores en lenguajes multimedia. Los

profesores han de ser capaces de guiar al alumnado en la nueva era digital, y

ello supone que deben dominar una nueva pedagogía que es diferente de la que

se les enseñó a ellos y que supone una alfabetización del alumnado mucho más

rica, variada y respetuosa con la diversidad. Las TIC han supuesto un cambio

radical en las prácticas de lectoescritura y presentación de la información, en

las que el texto escrito se complementa con otros medios.

El profesorado tiene que utilizar estrategias nuevas, sin embargo, para alcanzar

esta alfabetización del alumnado, minimizar la más peligrosa de sus prácticas,

el "recorta y pega" no es difícil. Basta pedirles que elaboren esquemas o

dárselos nosotros, y exigir que se ciñan a ellos, incluir preguntas y respuestas

sobre los contenidos aportados, pedirles que hagan valoraciones o resúmenes

de lo elaborado o se sometan a pruebas en las que defiendan lo que ha

producido oralmente o por escrito.

3. Instrumento para la comunicación y el trabajo en red

Para abrir las puertas de su aula al mundo y colaborar virtualmente con otras

aulas o personas, el profesor necesita sentirse preparado para ello. A veces, el

miedo a las tecnologías nos impide darnos cuenta de que esto se consigue con

un simple email entre alumnos.

Hay, sin embargo, gran cantidad de herramientas de comunicación virtual, tanto

sincrónica como asincrónica, disponibles. Es el caso de los foros, grupos de

noticias, chats, videoconferencias, entornos virtuales, y, últimamente, las redes

sociales, que podemos utilizar con alumnos.

Colaborar supone, en un primer nivel, ver lo que otros han hecho y opinar,

contribuir o rehacer este trabajo. En un segundo nivel, colaborar es crear

conjuntamente. Las herramientas de la web 2.0 nos permiten ambas cosas de

forma extremadamente sencilla a nivel técnico.

Hay multitud de herramientas gratuitas en red que nos permiten construir en

colaboración, realizando tareas conjuntas entre alumnos que no están juntos ni

trabajando al mismo tiempo. Podemos crear contenidos entre muchos en blogs,

wikis, mapas mentales, galerías de fotos y vídeos, con poca necesidad de

planificación coordinada.

Todo ello sin perder de vista que nos encontramos en un entorno académico,

pero conscientes de que las TIC han supuesto un nuevo modo de concebir el

trabajo y las relaciones. Éste es un cambio que afecta tanto el proceso de

sociabilización como al proceso de aprendizaje.

El cambio necesario, en este caso, es más pedagógico que técnico y requiere

que los profesores compartan la visión de la oportunidad que supone aprender

haciendo y compartiendo y estén dispuestos a aceptar las consecuencias que

esta nueva situación comporta en las relaciones jerárquicas con los alumnos y

en el manejo general del aula. También supone un cierto repertorio de

estrategias para minimizar nuevos problemas (conectividad lenta, mal

funcionamiento del equipamiento, desconocimiento de programas por parte del

alumnado…).

Aunque las habilidades que el profesorado necesita en este caso tengan mucho

que ver con una reflexión sobre su papel como educador, también es necesario

que se familiarice con algunas herramientas de hardware y software que le

permitan conocer posibilidades concretas.

A todo esto es necesario sumar información sobre los proyectos en red

disponibles y ser capaces de transferir su dominio didáctico de metodologías de

trabajo por proyectos a la colaboración virtual.



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